martes, 13 de agosto de 2013

Herrerillo capuchino




   13/08/13

   Sentada estaba, bajo la mansa sombra de los pinos. La tarde dormía la siesta, y dos herrerillos capuchinos llegaron con sutileza y aires de oriente. Como dos breves y dulces suspirillos, el piar de su reclamo, apenas perceptibles, más que a la quietud y sosiego del profundo silencio. Y ellos seguían su rumbo. Tantas veces trazado, pequeñas veletas, dando saltitos y vuelos de  árbol en árbol, vuscando su tesoro mas preciado: Hojitas y brotecillos tiernos, van picoteando sin cesar, laboriosos y entregados. Y yo, toda ensimismada, como una niña, me engrandezco al ver a estos pequeños pajarillos. Qué bella y sabia es la naturaleza, que no deja ni un detalle al azar y embellece hasta los seres mas pequeños.    


jueves, 16 de mayo de 2013

El cigüeñuelo






Ya dá sus primeros pasos el joven cigüeñuelo. Y sale del nido, confiado, ante la mirada atenta de mamá cigüeña, y se asoma al balcón de la vida desde el tejado. Con ojitos nuevos todo lo mira y el tiempo orgulloso le sonríe, va marcando su paso, pero nunca se detiene.

viernes, 26 de abril de 2013

El vuelo de la calzada

Me encanta observar el vuelo del águila calzada. Es un planeo suave con giros y descensos muy lentos mientras sus ojos rastrean los campos buscando alguna presa para su sustento. Ahora
a merced de nuevas  tierras, estrenando o retocando su nido. O tal vez incubando a sus pollos en el transcurso
de este nuevo año. Como tantas rapaces, se limita a la tarea hábil de la supervivencia. Donde la destreza y la habilidad para no ser vista, es un papel indispensable que poner a prueba cada día. Es por ello que la incertidumbre con la que viven las aves, su belleza y  su libertad sin  fronteras, es para muchos una cualidad que las hace admirables. Son las reinas de las alturas y los espacios abierto. Viven sin pensar que comer mañana y además dejan la tierra firme como les place. En otra vida quiero ser un pájaro. Mejor un águila.

sábado, 13 de abril de 2013

La verdadera naturaleza.


       
       13/04/13






    No tengas prisa,
   que adonde vás es
   hacia tí mismo.

domingo, 24 de marzo de 2013

La dama de la primavera


23/03/13


Se percibe en el silencio de la oscuridad, el croar de las ranas desde su charca, el canto de los grillos, el maullido del mochuelo en el olivo. El viento está sereno, y la noche impaciente y agitada , como rememorando en sueños  Es su amor platónico: La dama de la primavera, mujer sensible, risueña y alegre, que despierta por el mes de marzo. Desprendiendo aromas de flores, bordando y tiñendo los campos, las laderas, las campiñas, los bordes de los caminos y las lindes de las riveras.  Y la noche, por su belleza deslumbrada desearía ser el sol, para ver brillar a su dama. Más en el silencio de la oscuridad se contenta, soñando. Pero feliz pués sabe que ella está, en el croar de las ranas, el canto de los grillos y en el maullido del pequeño mochuelillo.

viernes, 15 de marzo de 2013

La ribera


   Desbordadas sus orillas, formando charcos en los caminos, derribando árboles de sus lindes, la rivera arrastra las aguas con el temperamento y la fuerza de la abundancia. De lo escondido de cada mata, surge airoso el reclamo del ruiseror bastardo, en su intento por despertar a la primavera, aún en lento bostezo. Y un pajarillo diminuto, de cola alzada y respingona, lfrece al oído su canto sonoro. Se trata del chochín. Elegante y discreta, la hembra de cuuruca capirotada, va luciendo su sombrerillo de tono parduzco, mientras
salta de mata en mata. Y es la garceta, una dama blanca, que huye de las orillas, mostrando las palmas de sus pies verdes. De la gallineta confiada, escucho un suave cacareo y el zorzal común, asustado y escondido en la rama baja de un árbol, no puede disimular su babero moteado. En un pedacito de solana, la escoba negra,adorna su corona, de diminutas flores amarillas, y el oloroso hinojo fresco, asoma de las laderas húmedas, ahora verde y lustroso. Al tiempo, una pareja de lavanderas cascadeñas, pasean de arbol en arbol y al vuelo, alborotan el momento, colitas de aguja y reclamos.Y todas estas cosas pasan en la época de amor de los pájaros, que se afianza al transcurrir de los días, que van acercando a la primavera.                                                             

lunes, 25 de febrero de 2013

Mañanita de conciertos


     23-02-13

     El rocío es un velo blanco descansando sobre la hierva fresca, junto a las primeras horas de la mañana. Pasado un tiempo, el tejido de las botas
se humedece y el frío campea a sus anchas calando hasta los pies. Más, el curioso continúa su paseo por el campo y se olvida de sus pies mojados.
    Momentos antes, queda atrás la vista ante el primer movimiento, que se produce en la altura. Son los recién venidos aviones, que trabajan incansablemente retocando sus nidos históricos. Mientras, las palomas bravías e hibridadas se asoman por las ventanitas, como vecinas curiosas. En parejas o en bandadas, permanecen atentas a lo que sucede a su alrededor. Y así el viejo edificio, abandonado hace mas de un siglo, cobra vida, gracias a las aves.
  Y por el camino, los trigueros regalan su trino, que suena a hierva seca y campo valdío. Y el zorzal ráudo, se ha escondido en un olivo. Asustado, tras ser sorprendido en el suelo. Entre los matorrales de la ladera, la hembra de la curruca capirotada.Tímidamente hermosa. Está quieta y asustada. De  los cipreses  habitados del cementerio, sus huéspedes, los verdecillos, se recrean en la mañana y en su propio canto. Por unos instantes, observo a un pájaro muy pequeño. Emite un canto agudo y breve. Creo que es un chochín. Lo delata su escondite, que suele estar a los piés de algún matorral, o el brote desmarañado de algún chaparro. La mañana está llena de sorpresas y así inesperado es el relincho del pito real, que acompaña con su  tamborileo  y estremece. Y como es día de conciertos, no falta la alondra totovía. A la que escucho desde hace rato. Es como el sonido de una suave sirena. Que va cambiando de tono.  Y así se oyen, bandadas de gorriones, el trepador azul, el buitrón, el arrendajo y  la curruca cabecinegra. Y hermoso es ver ese ritual, lento caminar, siempre rodeando las ramas. El pequeño agateador común. Es todo un momento de ternura, ver a este animalillo, que mas que un pájaro, parece un insecto,  Eso pensé la primera vez que lo ví. Creí que era un insecto grande, subiendo por la encina.