martes, 13 de agosto de 2013

Herrerillo capuchino




   13/08/13

   Sentada estaba, bajo la mansa sombra de los pinos. La tarde dormía la siesta, y dos herrerillos capuchinos llegaron con sutileza y aires de oriente. Como dos breves y dulces suspirillos, el piar de su reclamo, apenas perceptibles, más que a la quietud y sosiego del profundo silencio. Y ellos seguían su rumbo. Tantas veces trazado, pequeñas veletas, dando saltitos y vuelos de  árbol en árbol, vuscando su tesoro mas preciado: Hojitas y brotecillos tiernos, van picoteando sin cesar, laboriosos y entregados. Y yo, toda ensimismada, como una niña, me engrandezco al ver a estos pequeños pajarillos. Qué bella y sabia es la naturaleza, que no deja ni un detalle al azar y embellece hasta los seres mas pequeños.    




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