viernes, 15 de marzo de 2013

La ribera


   Desbordadas sus orillas, formando charcos en los caminos, derribando árboles de sus lindes, la rivera arrastra las aguas con el temperamento y la fuerza de la abundancia. De lo escondido de cada mata, surge airoso el reclamo del ruiseror bastardo, en su intento por despertar a la primavera, aún en lento bostezo. Y un pajarillo diminuto, de cola alzada y respingona, lfrece al oído su canto sonoro. Se trata del chochín. Elegante y discreta, la hembra de cuuruca capirotada, va luciendo su sombrerillo de tono parduzco, mientras
salta de mata en mata. Y es la garceta, una dama blanca, que huye de las orillas, mostrando las palmas de sus pies verdes. De la gallineta confiada, escucho un suave cacareo y el zorzal común, asustado y escondido en la rama baja de un árbol, no puede disimular su babero moteado. En un pedacito de solana, la escoba negra,adorna su corona, de diminutas flores amarillas, y el oloroso hinojo fresco, asoma de las laderas húmedas, ahora verde y lustroso. Al tiempo, una pareja de lavanderas cascadeñas, pasean de arbol en arbol y al vuelo, alborotan el momento, colitas de aguja y reclamos.Y todas estas cosas pasan en la época de amor de los pájaros, que se afianza al transcurrir de los días, que van acercando a la primavera.                                                             

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